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El divino OrfeoAuto sacramental alegórico[Versión de 1634]
Pedro Calderón de la BarcaPERSONAS ORFEO. AQUERONTE. ARISTEO. EL AMOR. ALBEDRÍO. EURÍDICE. LA GRACIA. GENTE. MÚSICOS. Suenan cajas destempladas y sordinas y cae despeñado ARISTEO, vestido de demonio galán. ARISTEO Fiera soberbia mía, de quien dice la gran sabiduría del espíritu alado de Dios que es el caballo desbocado, que bien tu afecto enseña 5 pues hasta los abismos me despeña, ¿qué tierra es la que piso? Ni aun las sombras diviso siendo mi vista aquella que al salir examina estrella a estrella. 10 ¿Qué pálidas tinieblas el universo ocupan? Tristes nieblas confunden su armonía, criado el cielo, la tierra está vacía, la densa sombra que encendí yo mismo 15 sobre la superficie del abismo. A aqueste y a aquel lado de Dios el grande Espíritu ha llevado sobre las aguas todo hecho un globo, una masa está de modo 20 sin ley, sin forma, ni uso, opaco, triste, lóbrego y confuso y porque informe y ciego, los poetas caos le dirán y nada los profetas. ¿Quién creerá de este modo 25 su fábrica mezclada que siendo el todo nada y nada el todo, por estar todo junto no sea nada? (Canta dentro, ORFEO.) ORFEO Pues mi voz en el principio el cielo y la tierra cría, 30 después del cielo y la tierra hágase la luz del día. ARISTEO ¿Pero qué voz es esta que grandes maravillas manifiesta? (Sale por lo alto, al otro lado de donde cayó ARISTEO, ORFEO de pastor galán con un instrumento cantando.) ORFEO (Canta.) Pues mi voz en el principio 35 el cielo y la tierra cría, después del cielo y la tierra hágase la luz del día. ARISTEO ¿Qué resplandores tan bellos las estrellas iluminan? 40 ¿De quién esa luz se causa, de su voz o de mi vista? ORFEO (Canta.) El firmamento de estrellas entre las aguas asista resplandeciente y las aguas 45 de las aguas se dividan. (Corren fuentes.) ARISTEO Todo se causa a su voz, sólo con que ella lo diga. ORFEO (Canta.) Encarcélense las sombras y la tierra florecida 50 muestre su faz, tenga hierba, flores, frutos y semillas. (Descúbrese la tierra con árboles y plantas.) ARISTEO Ya la tierra reverdece con alma vegetativa. ORFEO (Canta.) Háganse dos luminarias 55 que eternamente encendidas, una presida a la aurora y otra a la noche presida. (Sol y luna a los lados.) ARISTEO ¡Qué dos lámparas tan bellas se ven en el cielo fijas, 60 luna y sol! ¡Qué dos criaturas tan raras y peregrinas! ORFEO (Canta.) Las aguas produzcan peces que siempre su centro vivan (El mar con peces.) y crucen el viento aves 65 con música y armonía. (El viento con aves.) ARISTEO Pájaros y peces ya las ondas y aire acuchillan. ORFEO (Canta.) Los animales diversos todos a mi voz asistan 70 y multiplíquense y crezcan en especies exquisitas. (Animales diversos.) ARISTEO La dulzura de este canto tiene virtud atractiva. ORFEO (Canta.) La naturaleza humana 75 se forme a mi imagen misma. Ven, esposa, a mi cabaña para que todos te sirvan. ARISTEO Sonó la voz soberana et omne factum est ita. 80 (Sale EURÍDICE, vestida de labradora, y a los lados el AMOR y la GRACIA, también de pastores, y detrás el ALBEDRÍO de villano.) AMOR Gran imperio es el que tiene la majestad de este fiat. ARISTEO ¿Qué es esto, ay de mí, qué veo? Esta es la mujer altiva que vi en rasgos y bosquejos 85 de matices y de líneas, cuando envidioso de ver estupendas maravillas en el barro ejecutadas, en el lodo conseguidas, 90 la naturaleza humana con amagos de divina no quise adorar turbando superiores jerarquías. ¡Oh, qué mujer tan bizarra! 95 Siendo yo la envidia misma, ¿qué mucho que tenga celos, si los celos son envidia? Huyendo de verla voy en la dulce compañía 100 de la Gracia y del Amor, que son los que la apadrinan. Mas disfrazado, pues soy el padre de la mentira, turbaré su paz haciendo 105 que la esposa que ahora estima este músico divino venga a ser empresa mía. (Vase.) ORFEO ¡Qué rigor, qué horror, qué rabia, qué furia, qué pena, qué ira 110 por siete cuellos bostezan las cabezas de la hidra! EURÍDICE La voz de mi esposo oí de cuya dulce armonía la luna rayos esparce, 115 el sol resplandores brilla, la tierra produce flores, pájaros el viento giran, peces las espumas cortan, los animales animan 120 y todos porque la escuchan se mueven y vivifican. Amor, Gracia y Albedrío, pues que sois mi compañía, responded también cantando; 125 dadle gracias infinitas al más gallardo pastor que estas montañas habita. ALBEDRÍO Si yo canto, yo aseguro que a mi dulce melodía 130 se muevan aves y brutos, peñascos y fuentes frías como a la voz de tu esposo. EURÍDICE ¿Es posible que eso digas? ALBEDRÍO Sí; mas moveránse huyendo, 135 que en moverse no se explica que llegaran para oírme, pues virtud tiene atractiva quien se va como quien viene; y a la primera voz mía 140 se moverán todos, puesto que huirán todos por no oírla. EURÍDICE Enamorado pastor, que tú, de tu boca misma, así te llamas, pues dices 145 yo conozco ovejas mías. El Verbo divino eres, que quien dice Verbo explica voz y si tu voz sonora obra tantas maravillas, 150 y el Verbo y la voz se entienden en una sentencia misma, bien digo que ha sido el Verbo quien todas las cosas cría. Músico has sido excelente. 155 Canto es tu voz que publica tu Amor y así en los cantares lo entenderá, cuando diga San Clemente Alejandrino, viendo que entiendes la cifra 160 de la música del orbe, que eres maestro de capilla. Las letras que tú compones de variedades distintas son cielo y tierra; los dos 165 son soberana poesía. Verso y poema es del cielo con acordada armonía; poema y verso es la tierra: la eterna Sabiduría 170 lo entiende así, cuando dice que con número y medida todo fue criado, como Crisóstomo nos lo explica. El instrumento templado 175 eres tú y su melodía te ha de aplicar Agustino, cuando sobre un rey salmista, con Ambrosio y Genebrardo, te llaman salterio y cítara. 180 Oficio es del orador atraer con la energía y afectos de la oración cuantos la escuchan y miran. Llámante Divino Orfeo, 185 porque Orfeo significa orador y tú lo eres tanto que atraes y cautivas a tu oración cuanto quieres que te obedezca y se rinda. 190 Luego pastor y poeta, músico, orador y lira eres en grande misterio de todos ellos la enigma. Y para decirlo todo, 195 Orfeo es bien que te diga. Pues mi amado y dulce Orfeo, a tus pies estoy rendida, tu esclava soy, no tu esposa; temiendo vivo las iras 200 de tu poder y porque veas si mi ser se humilla, Eurídice he de llamarme, que Eurídice significa Justicia y pues fui criada 205 en original justicia, teniendo siempre delante la imagen de mis cenizas y de tu justicia siempre el poder que atemoriza, 210 Justicia ha de ser mi nombre, y así si mi amor te obliga, llámame Eurídice, puesto que el nombre que busco explica por qué Eurídice y Orfeo 215 tan enamorados vivan que el amor de los dos pase los términos de la vida. ORFEO Tanto, esposa, me enamoras cuando tu hermosura humillas 220 que con mi Amor y mi Gracia has de tener compañía. Bien ves que Gracia y Amor son los dos que te apadrinan; tanto a los dos estimé 225 que a estas montañas altivas selvas de Amor y de Gracia con sus nombres se apellidan. Sube a mi cabaña. En ella con las sombras te convida 230 la siesta; pasa el rigor del sol, dulce esposa mía, en mis brazos. AMOR Y es razón porque la tierra que pisa de ponzoñosas serpientes 235 poblada está y ser podría que alguna disimulada entre hermosas clavellinas su cándido pie mordiese. ORFEO ¿Tú, como Amor, desconfías? 240 EURÍDICE Ya sé, Señor, que hay serpientes y que escondidos habitan los áspides en las flores y las pomas que iluminan gualda, grana, oro y carmín, 245 tornasoladas a listas, del veneno están tocadas. ORFEO Por eso, Eurídice mía, llega sólo a la que yo te señalare y permita; 250 sígueme esposa. EURÍDICE Mis voces tus alabanzas repitan. (Vanse los dos.) ALBEDRÍO Muy mal me estuviera a mí y fuera cosa muy linda que para haber de comer 255 cada vez licencia pida. GRACIA ¿No ves que la más hermosa manzana tiene podridas las entrañas? ALBEDRÍO ¿Pues hay más de mondarla y de partirla 260 y en viéndola sana, zas? GRACIA No está el peligro en la vista, que está en el gusto el peligro. ALBEDRÍO Siempre los gustos peligran. GRACIA ¡Qué loco eres! ALBEDRÍO Claro está 265 que siendo yo libre había de ser loco, que no es la locura, si lo miras, más que darse libertad para que se haga y diga 270 todo cuanto yo quisiere y en aquesto se averigua libre el loco, el loco libre, porque es una causa misma. Y pues soy libre Albedrío, 275 ningunas leyes me obligan por fuerza, porque a los locos no les ponen ni les quitan. Libre nací, loco soy y toda la villa es mía 280 porque del desvergonzado dicen que es toda la villa. AMOR ¿Cuándo has de estar cuerdo? ALBEDRÍO Nunca, que es tan dulce golosina que el que la prueba una vez 285 o tarde o nunca la olvida. Con cuidado y vigilancia curó a cierto loco un día un su amigo y él, sanando, el cuidado agradecía 290 diciendo: ¡Dios te perdone, que buenos ratos me quitas! (Vanse y sale ARISTEO de labrador galán.) ARISTEO Altos montes que al cielo, gigantes de esmeralda, alzáis con saña esa arrugada frente, 295 ajando el azul velo que en la nevada espalda asegura su fábrica eminente donde la transparente selva, que en luces bellas 300 al sol causa desmayos y equivocando rayos de flores y de estrellas, tanta noticia pierde que al fin es monte azul o cielo verde, 305 así privilegiados, siempre alegres y hermosos duréis, siendo del sol verdes faetontes, tanto que, aunque anegados en abismos undosos, 310 en montes de agua o piélagos de montes, hasta en los horizontes vecinos os respeten las injurias del hado y al sitio coronado 315 de espumas se sujeten, levantando con hielos murallas de cristal hasta los cielos, así libres del agua, no pueda en triste abismo 320 profanaros tampoco tanto fuego como mi pecho fragua y volcán de mí mismo los ojos llegan, cuando a veros llego triste, confuso y ciego, 325 y el diluvio segundo que abortará la esfera no os abrase ni hiera y sin ruina del mundo os dejen sus desmayos 330 incendios de agua y tempestad de rayos, que en vuestros campos bellos un pastor disfrazado admitáis, que también pastor he sido. A vivir vengo en ellos 335 adonde mi ganado ha de ser el rebaño más perdido. Cobarde, aunque atrevido, amo a Eurídice bella que es la esposa de Orfeo. 340 Mi amor y mi deseo así me trae a vella; la esposa es mi cuidado del músico de Gracia enamorado. (Sale el ALBEDRÍO.) ALBEDRÍO No es mi trabajo pequeño, 345 que aquesto de no poder a todas horas comer me quita muchas el sueño. ARISTEO ¡Qué bien del intento mío la ocasión que pretendí 350 se dispone, pues allí he visto al libre Albedrío! Que no le conozco quiero fingir: ¡Ah, pastor! ¡amigo! ¿Qué senda es esta que sigo; 355 qué clima, di, o qué hemisferio es este que voy perdido? ALBEDRÍO En lo que el camino erráis se ve que perdido vais, pues por aquí habéis venido, 360 que no hay paso por aquí: ¿la luz del sol no os guió? ARISTEO No, que la luz me faltó y por eso me perdí. ALBEDRÍO Aquestos campos que piso 365 son, ajenos de desgracia, las mansiones de la Gracia, que esto dice paraíso. Ella vive aquí y aquí sabed que vive con ella 370 una labradora bella a quien de Albedrío serví. Llámase Eurídice y es mujer del divino Orfeo, grande músico. ARISTEO Deseo 375 tengo de verle. ALBEDRÍO Este, pues, hijo es de Apolo, aquel Dios que con la luz de su lumbre no hay esfera que no alumbre, y aunque Hijo y Padre, los dos 380 son iguales y una bella musa madre suya fue; Calíope dicen que se llamaba, porque ella es de las ciencias abismo 385 y este Hijo que nació en las ciencias la heredó de su entendimiento mismo. Muy larga cuenta os he dado de tierra, esposo y esposa 390 y esta es la primera cosa que en juicio en mi vida he hablado. Dadme agora cuenta vos de quién sois y adónde vais. ARISTEO Forzoso es que lo sepáis 395 porque hemos de ser los dos de eterna amistad testigos. ALBEDRÍO Yo amigo vuestro no haré porque tenéis, a la fe, cara de pocos amigos. 400 ARISTEO Yo soy, sutil Albedrío, un extranjero pastor que en otro campo mejor conduje el ganado mío. Por casos que sucedieron 405 la fortuna me ha obligado hoy a vivir desterrado, y pues aquí me trujeron mis errados pasos, yo servir en ellos deseo. 410 ALBEDRÍO ¿Cómo os llamáis? ARISTEO Aristeo. ALBEDRÍO Aristeo y pastor no viene bien, si considero que Aris es nombre de Marte y que el teo dice aparte 415 óptimo, de quien infiero que todo junto es decir príncipe. ARISTEO Quizás lo soy, aunque en este traje estoy. ALBEDRÍO Gana me dais de reír. 420 ¿Quién escucha y no celebra que a ser pastor se venía un príncipe que podía venir a ser la culebra de estos jardines, mejor, 425 langaruta triste y fea? ARISTEO ¿No podrá ser que lo sea? ALBEDRÍO Endemoniado pastor, estoy por nombrar aquí suegra o tía para ver 430 si también lo podéis ser, que si a esto decís que sí, que es más que culebra, a fe que es vuestra locura extraña. (Salen EURÍDICE y la GRACIA.) EURÍDICE En tanto que en mi cabaña 435 dormido al Amor dejé, con el rubí y la esmeralda, con el jazmín y el clavel quiero tejer para él, Gracia mía, una guirnalda. 440 ALBEDRÍO Ya que habéis salido aquí, si os queréis entretener, pues dicen que suele hacer un loco ciento, de mí sabed que el pastor que veis 445 hoy a estos campos llegó y es mayor loco que yo; y si le escucháis, oiréis locuras de muy buen gusto, porque es príncipe, es pastor 450 y culebra. Es lindo humor. EURÍDICE Dile que llegue. GRACIA No gusto de estos locos yo. EURÍDICE Tú eres, Gracia mía, escrupulosa; cánsate cualquiera cosa. 455 GRACIA En efecto, ¿hablarle quieres? EURÍDICE Yo no ofendo al dueño mío. GRACIA No, pero a su amor desdice. EURÍDICE ¿Pues qué he de hacer, si me dice que le hable el Albedrío? 460 ALBEDRÍO Llegad pues. ARISTEO Cobarde llego, cuando su semblante miro. GRACIA Temerosa me retiro. ARISTEO Monstruo soy de hielo y fuego. (ARISTEO y GRACIA hacen lo que dicen los versos.) EURÍDICE Mirando en los dos está 465 mi pecho varios efectos de dos contrarios sujetos: a cada paso que da el pastor, Gracia se va otro paso retirando; 470 esta huyendo, aquel llegando. El tiempo se están midiendo y lo que él tarda viniendo, ella se tarda apartando. Fuerza es que misterio haya, 475 aunque a mis ojos se niegue, pues para que este se llegue, conviene que ella se vaya y en igual línea, igual raya, en medio de los dos hoy 480 paralelo inmóvil soy y debajo de un nivel, cuanto estoy cerca de aquel lejos de la Gracia estoy. ARISTEO Ya os habrá dicho pastora, 485 que entre la nieve y la grana sois albor de la mañana, sois lágrima de la aurora, ese zagal, que no ignora los pensamientos que tengo, 490 como a estas montañas vengo a servir y merecer, donde solamente ser esclavo vuestro prevengo por triunfo tan soberano 495 que, si sus aplausos llevo, cuando a vuestros pies me atrevo, a besar tan blanca mano dichoso, alegre y ufano, haréis que victoria igual 500 con la pluma de un puñal en las cortezas escriba de estos troncos, porque viva quizá en alguno inmortal. Lámina será tan rara 505 el papel del tronco herido que el carácter esculpido en la que hoy es tierna vara con letra gótica y clara crecer al paso se vea 510 del árbol, hasta que sea él gigante, ella inmortal, una letra original que el género humano lea. EURÍDICE Albedrío, hasme engañado 515 que este no es loco. ALBEDRÍO Señora, habla en culebras agora y verás si he burlado. EURÍDICE Sin causa te has apartado, Gracia, que el pastor que ves 520 discreto y gallardo es. GRACIA Con alabarle me harás... EURÍDICE ¿Qué? GRACIA Que dé otro paso atrás hasta ausentarme. EURÍDICE ¿Que des en eso? Di, cortesano 525 pastor, que en traje y pellico pareces mayoral rico, tu patria y tu nombre. ARISTEO En vano cuando aquesta ocasión gano lo callara. ALBEDRÍO Ahora verás 530 si es loco. ARISTEO Escucha y sabrás una prodigiosa historia que hará en los siglos memoria. GRACIA Yo doy otro paso atrás. ARISTEO Yo, bellísima pastora, 535 cuyo blanco pie produce a su contacto de nieve flores moradas y azules, soy, aunque rústico traje mi noble persona encubre, 540 por alta naturaleza príncipe altivo e ilustre, tan grande que el sol hermoso, que entre celajes y nubes por troneras de oro y vidrio 545 manda al alba que madrugue, aprendió la luz de mí, pues primero que el sol tuve el tridente de los rayos y el imperio de las luces; 550 antes que él resplandeciente fui; su esplendor se presume que se encendió en las pavesas de mi desgraciada lumbre, y así como a su hermosura 555 no hay tiniebla que la ocupe, eclipse que la padezca, ni oposición que la turbe y victoriosa entre sombras más resplandece y más luce 560 cuando más y más tinieblas a su espalda se introducen, así a mi persona no hay disfraz que la disimule, pellico que la desdore, 565 ni traje que la deslustre, porque es un sol entre sombras que a cualquier viento descubre la majestad de sus rayos, de su resplandor el lustre. 570 Es Aristeo mi nombre, nombre que el griego traduce gran príncipe; yo lo soy y para que no lo dudes, la causa de mi destierro, 575 Eurídice, es bien que escuches. Natural soy de un imperio que todo el ámbito incluye del cielo, cuyas provincias altivas se distribuyen 580 en ramilletes de estrellas que en el hemisferio influyen. Sus muros son de diamante donde se tallan y esculpen crisólitos y topacios 585 y para que los inunde un foso de cristal tiene, firmamento que asegure su fuego y en él se miran almenas y balaustres. 590 Sus torres y capiteles, gigantes de piedra, suben hasta perderse de vista, pues no hay lince que no dude en qué paran, porque es 595 el pabellón que los cubre un espacio imaginario que los ingenios confunde. Cortesanos de este imperio son potestades, virtudes, 600 tronos y dominaciones, serafines y querubes. De estos soy yo, bien mis ciencias te lo dirán, si es que arguyes querub plenitud de ciencias, 605 pues tanta en mí el cielo infunde que están en mí los objetos de todas las plenitudes. Tan cerca de la persona del Rey me crié que tuve 610 grande parte en sus secretos, si bien del todo no estuve en su gracia confirmado, que a estarlo una vez no dudes que no pudiera perderla; 615 mas de suerte me introduje con él que me reveló, una vez que verle pude afable, tales secretos que altos misterios incluyen. 620 Quiso enseñarme a su esposa entre rasgos y vislumbres de un bosquejo, de un retrato en cuyas sombras y luces puso menos fuerza el arte 625 que yo admiraciones puse, pues al instante sentí mil celosas inquietudes y como tan mal los celos se finjan o disimulen, 630 porque, en efecto, no es noble quien con celos calla y sufre, empecé, celoso y triste, con varias solicitudes a mostrar cuánto sentía 635 que a los dos un lazo junte, un amor los encadene y una voluntad ajuste, y como es del envidioso naturaleza y costumbre 640 decir mal de lo que envidia, defectos suyos propuse a mi príncipe diciendo que no era de sangre ilustre por ser su naturaleza 645 inferior y que no dude que siendo yo de mejor esencia, adorarla excuse, aunque el resto de su corte por emperatriz la jure. 650 Dije y siguieron mi voz infinitas multitudes de vasallos rebelados que tras mí a mi bando truje. Hiciéronse de la parte 655 del Rey otros que presumen de leales; en fin, yo en comunidades puse el reino y no hay parte donde ya trompetas no se escuchen, 660 repetidas en los ecos o temerosas o dulces. Las descogidas banderas hacen que los aires sulquen golfos de seda y que el viento 665 de tafetanes se enlute. Comuneros del Impíreo dimos al Rey pesadumbre, cuando armados escuadrones vio sobre campos azules. 670 Para coronar mis tiendas jeroglíficos compuse de serpientes coronadas que humo exhalan, fuego escupen. Los de otro bando en las suyas, 675 como castigar presumen delitos, señas de muerte pusieron horcas y cruces. Llegó de la lid el plazo y con grandes prontitudes 680 los campos hicieron seña mandando que se saluden con pífanos y trompetas, clarines y sacabuches. Aquí el orden de los cielos 685 se pasma, aquí se confunde de ver el reñido duelo de vicios y de virtudes. El sol, temiendo tragedias, entre las sombras lugubres 690 se despeñó, haciendo airado que su rosicler se oculte en el manto de la noche que vistió negros capuces, y a los golpes y gemidos 695 no hay llama que no se enturbie, luz que no se desvanezca, atención que no se angustie, globo que no se trastorne, ej que no se descoyunte, 700 planeta que no delire, estrella que no caduque, astro que no se desmaye y con la gran pesadumbre los polos del mundo suenan, 705 los rumbos del cielo crujen. Sobre un valiente caballo a todas partes discurre el Rey y un rayo en su mano hace que los vientos cruce, 710 cuya gran violencia vibra relámpagos que deslumbren sus enemigos, a quien su grande poder destruye. Cantóse al fin la victoria, 715 para Él sonora y dulce, no es mucho que de acordarme el corazón se me angustie, la lengua se me entorpezca y el cabello se espeluce. 720 Ya mis gentes rotas, ya vencidas mis gentes huyen, porque el Señor soberano pise, huelle, arrastre y triunfe sobre cervices que el yugo 725 de la obediencia sacuden. Un desbocado caballo para mi fuga dispuse tan veloz que de un aliento hallé por mi cuenta que hube 730 andado en él un millón de leguas hasta que tuve, arrojado de sus hombros, en montes que me sepulten, bóvedas sirviendo entonces 735 de tumbas y de ataúdes, en cóncavos de tinieblas que mi deslealtad oculten. Ausente en fin de mi patria corrí con solicitudes 740 el orbe hasta que llegué a estos campos, cuyas cumbres coronadas de romeros, de lirios y almoradujes con pomos de plata y oro, 745 dan al sol que los produce en braseros de esmeraldas mil olorosos perfumes. Aquí te vi y aquí hallé, de escucharme no te turbes, 750 las causas de mis desdichas, de mis penas e inquietudes, pues te vi divina imagen de un retrato a quien estuve rendido, siendo tú sola 755 original, no lo dudes, de esta copia, pues de ti quiso Amor que se dibuje. Y pues sin verte me debes finezas, no es bien que acuses 760 este Amor y este deseo desagradecida culpes. Págame el verme por ti con el traje que me cubre, hecho un Etna de las llamas 765 que abrasan y no consumen. No correspondas ingrata porque tan bella te juzgues; considera que al fin son necias las ingratitudes 770 y la que es necia no es justo que perfecta se intitule; que no importará que sea una caja o un estuche hermoso, si al fin la joya 775 o la cuchilla que cubre por ser sin valor se pierde siendo grosero su lustre. Ese pastor, ese esposo de quien quiere Amor que gustes, 780 cortesano es de estos montes entre robles y acebuches, ¿qué te sirve que a su voz estos peñascos se muden, estos aires se embaracen, 785 estos pájaros le escuchen, estos cristales se paren y aquestos brutos se junten, si al cabo no puede darte, aunque agradarte procure, 790 sino los rústicos dones que los tiempos le producen? Carámbanos el diciembre te dará cuando desnuden galas los troncos que vistan 795 mortajas sus senectudes; flores te dará el abril que no es posible que duren más que un sol, tan juntas viven vejeces y juventudes; 800 daráte el agosto espigas que al viento que las sacuden parecen oro y después paja son con que te burle. ¿Qué importará que te traiga 805 los pámpanos del octubre de racimos coronados, ni el licor que se obra dulce sin saber cómo, detrás de baños y de betunes? 810 Leche te dará después desatada de las ubres de sus ovejas que al fin todos son dones comunes. Yo sí que puedo servirte 815 como rey, a la costumbre de las cortes: del oriente traeré, como de ellos gustes, los hijos del sol, que ausente él sus resplandores suplen; 820 las lágrimas que el aurora llore, porque las enjugue en paños de oro revueltas perlas, aquí las presume en los nácares que el iris 825 su color le substituye. Coral blanco, verde y rojo que será tuyo no dudes. Daréte el ámbar precioso que de sus calientes buches 830 por descansar las ballenas a estos peñascos escupen; plata y oro, que enterrados aún no es bien que se aseguren, mas si hay quien los halle, no es 835 mucho que haya quien los busque. Te daré también... Dirás que cómo ofrecerte pude tanto, si desposeído vivo del cargo que tuve. 840 Pues tú verás si lo acetas como mis palabras cumplen mis obras; imperios tengo que la competencia sufren de los cielos; mis palacios 845 he mandado que me funden en el centro de la tierra. Allí mi corte dispuse, emulación del Impíreo: montes tiene que le ocupen, 850 ríos tiene que le cerquen, murallas que le aseguren, estrellas que le iluminen, sol y luna que le alumbren, en que tú, bella zagala, 855 cuando reina te intitules y ate a los dos una fe con un lazo indisoluble, en cortes, palacios, montes gobiernes, mandes y juzgues, 860 en signos, astros, planetas niegues, concedas y turbes, en estrellas, luna y sol presidas, quites y mudes y en imperio, corte y reino 865 blasones, vivas y triunfes. EURÍDICE Disfrazado pastor que a estos valles desciendes, príncipe desterrado de ese monte eminente 870 que dices que es tu patria, pirámide tan fértil que dórica columna eleva al sol la frente, hasta hablar en amores 875 te escuché cortésmente, pero cuando soberbio a mi deidad te atreves es fuerza castigarte con iras y desdenes. 880 Estos campos de Gracia, que el apellido adquieren de esa bella pastora con quien yo vivo siempre, no están acostumbrados 885 a disfraces que tienen veneno en las razones y en el semblante muerte. Vete de mi presencia y de mi vista vete, 890 que con horror te miro porque una sombra eres que con solo el aliento fuego en mi pecho enciendes. ARISTEO Oye, Eurídice bella. 895 EURÍDICE Que te escuche no esperes. ARISTEO (Aparte.) Cuanto de mí va huyendo hacia la Gracia vuelve. EURÍDICE ¡Gracia, de este pastor me libra y me defiende! 900 GRACIA Sí haré, porque has de hallarme siempre que a mí vinieres, que en la ocasión estuve retirada, no ausente. ALBEDRÍO Mi señor Aristeo, 905 vuesa merced despeje, porque aquestas zagalas de ningún modo tienen sarna, ni han menester el azufre a que huele. 910 Despeje. ARISTEO Yo me iré pues tú, Albedrío, quieres, que en ti no tengo imperio y es fuerza obedecerte. Pero escondido quiero 915 entre estos troncos verdes quedarme, por no estar sin ver ciego dos veces. (Escóndese en el árbol en que está la sierpe enroscada.) ALBEDRÍO Ya se fue echando chispas como decirse suele. 920 GRACIA Pues que vuelves conmigo, a la cabaña vuelve. EURÍDICE Vamos por el camino de rosas y claveles tejiendo una guirnalda 925 para la hermosa frente de mi esposo; Albedrío, tú de esos campos puedes coger hojas y flores. ARISTEO Las dos hacia mí vienen. 930 Este ramo copado de cuyas hojas pende la fruta, de quien es el corazón la muerte, con sus ramas me esconda 935 sirviendo de canceles. ALBEDRÍO ¡Eurídice, señora! EURÍDICE Albedrío, ¿qué quieres? ALBEDRÍO ¿Has visto árbol más bello en cuantos reverdecen 940 al beber de la aurora cuando lágrimas vierte en copas de esmeralda, carámbanos de nieve? EURÍDICE Por cierto el árbol es 945 hermoso. GRACIA No te llegues que a su tronco torcida he visto una serpiente. EURÍDICE Engáñaste que sólo en copa y tronco tiene 950 la ciencia con que el cielo supo obrarle y hacerle. ALBEDRÍO Llega, pues, que su fruta diciendo está comeme. GRACIA No llegues, que ya sabes 955 cuánto a tu esposo ofendes. ALBEDRÍO Llega, que es un penacho de pluma y martinetes. GRACIA No llegues, pues que sabes dónde el peligro tienes. 960 ALBEDRÍO Llega, que es de hoja y fruto gigante ramillete. GRACIA No llegues, que del cielo quizá el castigo es ese. ALBEDRÍO Yerras, si te acobardas. 965 GRACIA Errarás, si te atreves. EURÍDICE No haré, que del estudio del cielo es rasgo breve que me dice que en sí altas ciencias contiene. 970 ALBEDRÍO Huyendo va la Gracia el miedo que le tiene. EURÍDICE Llégate tú, Albedrío; mas, ¡cielo, el áspid viene! GRACIA ¡Ay, Eurídice triste! 975 pues fuiste inobediente, halla disimulada en este árbol la muerte. (Vase y sale ARISTEO delante del árbol.) EURÍDICE ¡Ay de mí! ¿qué es aquesto? ARISTEO La escondida serpiente, 980 Eurídice, soy yo, que entre las hojas verdes soy el áspid que dice Nacianceno que muerde; yo soy el escorpión 985 que su ponzoña vierte, Jerónimo lo enseña, en cristales y fuentes; yo soy el basilisco que con la vista hiere 990 como lo significa Crisóstomo elocuente, y, en fin, soy la culebra que abraza y que guarnece el tronco a que se enrosca, 995 como Agustino siente. Y pues soy escorpión, basilisco, áspid, sierpe, de mi aliento tocada en ti la gracia muere. 1000 (Vase.) EURÍDICE ¡Ay, infeliz Eurídice!; de un veneno inclemente que el pecho me traspasa, el corazón me enciende; sola he quedado, ¡ay triste!, 1005 viendo en tantos vaivenes que la Gracia me deja y el Albedrío me pierde. ¿Adónde, Gracia, estás, que ya no alcanzo a verte? 1010 ¿Dónde iré cuando el cielo para mí se obscurece? La tierra sepulturas abre donde tropiece. Los brutos, que solían 1015 lisonjearme obedientes, garras y uñas afilan para darme la muerte. De mí los vientos huyen, de mí las aves temen 1020 y enturbian sus cristales las cristalinas fuentes. Todo se me rebela. ¡Oh, quién rasgar pudiese el corazón adonde 1025 mil puñales me hieren, áspides me desgarran y víboras me muerden! ¿Dónde iré? Sin la Gracia no hay camino que acierte 1030 y pues que la he perdido de vista en estos verdes laberintos, iré errada como siempre tras mi loco Albedrío 1035 donde sombras crüeles escondan mi hermosura, aunque para esconderme caigan, caigan los montes, dejen las cumbres, dejen 1040 despeñar sobre mí las cimas eminentes y en bóvedas de riscos me escondan y me entierren, para que yo no vea 1045 la luz que me aborrece. Perdí, perdí la Gracia, dióme el áspid la muerte, que si es morir perderla, mortal que peca, muere. 1050 (Vase. Salen ORFEO, AMOR y GRACIA.) ORFEO Gracia, ¿dónde está mi esposa? ¿Cómo te vuelves sin ella? Acaba, dime qué es de ella, ¿dónde está, dónde reposa? GRACIA En el reino del espanto 1055 cautiva está con eterno dolor; el dios del infierno dueño es suyo. ORFEO Anegue el llanto de los tristes ojos míos todos los campos presentes, 1060 siendo los ojos dos fuentes; de fuentes haré los ríos, los ríos profundos mares, los mares montes de hielo, porque en diluvios del cielo 1065 aneguen tantos pesares. ¡Ay, Amor! pues siempre has sido ingeniero, industria da. ¿Cómo mi bien se verá otra vez restituido 1070 a mis brazos, a mi lecho, a mi regazo, a mi fe; cómo otra vez la podré dar hospedaje en mi pecho? AMOR Tan dulcemente enamoran 1075 tus voces que al cielo encantan, cuando tus amores cantan como cuando dulces lloran, y puesto que tu querella moverá mezclando el tierno 1080 llanto y dulzura al infierno, baja al infierno por ella; que no dudo, si veloz lleva sus ecos el viento, que la esfera del tormento 1085 las puertas abra a tu voz, suspendiendo el dolor todo del Cocito triste y feo; disponte a bajar tú, Orfeo, que mi fe te dará el modo, 1090 pues labraste un instrumento, arpa con que lanzará David demonios y ya libre Saúl del tormento que oprimido le tenía, 1095 en su divina armonía esta arpa acorde y pura será una sombra y figura, Orfeo, de la arpa mía. ORFEO Ya deseándola estoy. 1100 AMOR Labrarla a mi modo quiero de aquel tronco, aquel madero mismo que el áspid mordió. Si la culpa introducida hoy por un árbol se advierte 1105 el mismo árbol de la muerte será el árbol de la vida. (Vase.) ORFEO Tráeme el instrumento aquí; triste estoy, rendido y solo. Hablaré a mi padre Apolo, 1110 luz bella de quien nací luz también, porque los dos, Señor, pues que ya mi esencia se engendró en tu misma ciencia, luz de luz y Dios de Dios, 1115 no me niegues hoy tus rayos y en el camino que intento dame vida, dame aliento porque cesen mis desmayos, que no siendo alivio en mí 1120 acuérdate, alma, del cielo. (Sale AMOR con el arpa y en el mástil hecha una cruz.) AMOR No tardó mucho el consuelo; ya el instrumento está aquí. ORFEO Y en él mi vista repara: contemplando sus despojos 1125 sangre llorarán mis ojos, sangre sudará mi cara. AMOR Esta arpa dulce y clara, el instrumento es sonoro con trastes y cuerdas de oro 1130 que dé números y leyes: hable el libro de los Reyes, dígalo San Isidoro. El instrumento que ves que al abismo ha de dar luz 1135 por aquesta parte es Cruz y ataúd por esta es, y el instrumento es después, porque la Cruz y ataúd tienen tan alta virtud 1140 que su música amorosa podrá librar a tu esposa de prisión y esclavitud. Cruz, ataúd e instrumento juntos, Orfeo, he traído: 1145 el jeroglífico han sido de un inmenso sacramento. La Cruz explica tormento, el ataúd muerte advierte, luego el instrumento fuerte 1150 exalto, mostrando así que muy dulce es para ti instrumento, ataúd y muerte. ORFEO Dame ese instrumento exceso de mi Amor y de mi fe. 1155 A cuestas le llevaré aunque caiga con el peso. Que estoy temblando confieso. AMOR Sígueme que yo gobierno tus pasos y el lago Averno 1160 los dos hemos de pasar del Leteo hasta tocar en las puertas del infierno. ORFEO No puedo pasar de aquí, que ya ese lago profundo 1165 en lo postrero del mundo me pone pavor. (Arrodilla y detiénele AMOR.) AMOR Allí está atado un barco. Di al barquero tú que quiera pasarte a esotra ribera 1170 sobre sus ondas veloces, enternézcanle tus voces, que eso solamente espera. (Canta ORFEO y sale AQUERONTE con guadaña.) ORFEO Hola, barquero importuno de las olas del Leteo. 1175 AQUERONTE ¿Quién llama? Porque no creo que hasta hoy me llamó alguno. Mas ¿qué es esto que miro? ¿Yo temo, me acobardo y me retiro? ¿Un hombre hay que me pida 1180 pasaje a esotra parte de la vida y atreverme no puedo? ¿Quién eres tú, que te he tenido miedo? Ninguno aquí ha llegado que no me haya temido y admirado 1185 y hoy con igual extremo confieso que te admiro y que te temo. Y porque veas si es mucha la causa de este horror, atiende, escucha. Este piélago feo, 1190 selva de negras ondas, es Leteo que significa olvido y es río de la muerte su apellido, pues en ella se olvida todo el aplauso de la humana vida. 1195 Yo, que soy su barquero, Aqueronte me llamo porque infiero que triste significa y el griego nombre a mi deidad aplica esta naturaleza 1200 porque yo soy la pálida tristeza. Luego que soy se prueba de esta suerte Aqueronte, Leteo, olvido y muerte, y ya que todo he sido podrán muerte y olvido 1205 pasarse a ti, si tienes tanto poder que vivo hasta aquí vienes; dándote yo licencia no has de vencerme en esta competencia. ORFEO Pues no puede mi llanto, 1210 muévate la dulzura de mi canto. (Canta.) Atrévete, muerte, a mí, que quien es con hechos tales atrevida para todos, no sea para mi cobarde. 1215 Mortal soy, pues soy humano. Llega, pues, por esta parte, atrévete muerte a mí para que tus ondas pase. (Lleva AQUERONTE a la barca a ORFEO y entran los tres en ella.) AQUERONTE Vencido me ha tu canto, 1220 tanto suspende y enamora tanto al río de la muerte. Ven, que quiero pasarte. ORFEO ¡Trance fuerte! AMOR Ya la estéril orilla tocas y a cielo y tierra maravilla 1225 este grande portento, pues hace el cielo y tierra sentimiento, cuando tu pecho fuerte quiere sulcar las olas de la muerte. ORFEO Amor, ¿en qué me has puesto? 1230 Sólo el Amor pudo obligarme a esto. AMOR Puesto que el cisne eres y él canta cuando muere, imítele en el llanto la voz enternecida de tu canto, 1235 porque ablande la ira de este eclipse mortal que al mundo admira. ORFEO Atrévete, muerte, a mí que quien es con hechos tales atrevida para todos, 1240 no sea para mi cobarde. Mortal soy, pues soy humano. Llega pues por esta parte, atrévete, muerte, a mí para que tus ondas pase. 1245 (Pasa la barca por el tablado cantando ORFEO y se van y salen ARISTEO y EURÍDICE del hueco de una serpiente.) ARISTEO Este, Eurídice, triste que en el centro de la tierra se ve palacio obscuro y a los rayos del sol sale al encuentro porque aborrezca resplandor tan puro, este Cocito lóbrego que dentro 1250 de su vientre voraz, horrible y duro las sombras guarda, las tinieblas cierra, este, pues, formidable de la tierra lugar de fuego, piélago profundo, calabozo de horror, casa de muerte, 1255 centro de la miseria es aunque inmundo, bóveda tenebrosa, prisión fuerte, Tártaro horrible, corazón del mundo, Báratro triste, miserable suerte, perpetua confusión, dolor eterno, 1260 pena sin redención es el infierno. Mira si dije bien que me llamaba príncipe grande y de inmortal trofeo, cuando en aquel disfraz pastor te amaba con el nombre fingido de Aristeo; 1265 hoy que la alegoría en mí se acaba Plutón me nombro, en cuyo nombre leo ser absoluto dueño del Leteo. Hablen testigos ciertos que construyen Plutón Dios de los muertos. 1270 EURÍDICE Plutón, yo quebranté el justo precepto de mi esposo, pues necia y atrevida al árbol me atreví, donde el efecto vi de mi muerte con tu aliento herida. Perdí la Gracia, deslustré el sujeto 1275 e introduje la muerte por la vida. Cautiva estoy, pero liberarme espero, pues confieso que aquí forzada muero. ARISTEO Eurídice, has de ser esposa mía. (Terremoto.) ¿Mas qué temblor me ha dado? 1280 Parasismo de luz padece el día: sin que las leyes y costumbres guarde, sale de su prisión la noche fría haciendo de su luz obscura alarde, suelto el cabello, descogido el manto, 1285 envuelta en sombras y bañada en llanto, bandolera del sol ha parecido, pues a darle la muerte sale al paso y es verdad que en su púrpura teñido le deja, ¡triste horror!, ¡funesto caso!, 1290 la faz sangrienta, el corazón herido, y antes que entre en los rayos del ocaso derramando su luz, cenizas bellas, cadáveres del sol son las estrellas. Pálido está el semblante de la luna 1295 que como es esplendor participado mengua y corre con él una fortuna, esqueleto de luz yerto y helado. Las estrellas también con la importuna tragedia del eclipse se han mezclado. 1300 Caos es el cielo y anda todo junto como casa de príncipe difunto. Ya enlutada se ve una y otra esfera, ya un túmulo levantan en el cielo, ya el orbe, que su ruina considera, 1305 con suspiros abrasa el negro velo. Efímera cruel, cuartana fiera le ha dado al universo, pues de un hielo se cubre y con presteza bostezando dando piedra con piedra está temblando. 1310 Morir el Sol, la luna obscurecerse, las estrellas faltar, el cielo abrirse, enlutarse la tierra, corromperse el orden, su armonía confundirse, temblar el orbe, el mar entristecerse, 1315 nada guardar su ser, todo morirse, o expira cielo y tierra o algún fuerte Dios pasa por el río de la muerte. Sobre la sierpe, monstruo coronado que de un vientre engendró siete gargantas 1320 que son las siete bocas del pecado, (Pónese sobre la sierpe.) hidra feroz que respiró por tantas, delfín del viento, hipogrifo alado, mi soberbia crüel tengo a las plantas. Ya estoy aquí para mirar qué es esto; 1325 sólo en un árbol miro un hombre puesto. (ORFEO en la cruz en lo alto y salen ALBEDRÍO y el AMOR.) AMOR Ya que sobre el negro río las ondas, Señor, pasaste, porque vencida la muerte se quedó de esotra parte, 1330 sobre ese árbol eminente, parda columna de jaspe, para ablandar a Plutón, será forzoso que cantes aquel tono que compuso 1335 el rey que venció al gigante. (Va bajando ORFEO cantando.) ORFEO Abrid las puertas, abrid las aldabas de diamante a vuestro Señor que viene hoy a visitar la cárcel. 1340 ARISTEO ¿Quién es este, quién es este que tiene poder tan grande? ¿Donde todos lloran, cómo es posible que uno cante? ¿Quién eres tú que a las puertas 1345 de los infiernos llegaste glorioso? ORFEO El Divino Orfeo quiere el cielo que me llame. ARISTEO ¿Cómo a bajar te atreviste a este centro miserable? 1350 ORFEO Con divinidad unido. ARISTEO ¿Y cómo allá te quedaste? ORFEO Unido a la humanidad. ARISTEO ¿Cómo este río pasaste? ORFEO Venciendo con armonía 1355 a la muerte, que es su alcaide. ARISTEO ¿Pues cómo a mí no me vences y obligas a que te mate? ORFEO Porque sólo en quien yo quiero efectos mis voces hacen. 1360 ARISTEO ¿Quieres, pues, hacerle en mí? ORFEO (Canta.) Sí haré. Dame, Plutón, dame a Eurídice, que es mi esposa, que hoy en las tinieblas yace. ARISTEO Murió a la gracia y es mía 1365 y no ha de poder librarse. ORFEO Restituirla a mi gracia podrá mi canto süave. (Canta.) Abrid las puertas, abrid las aldabas de diamante 1370 a vuestro Señor que viene hoy a visitar la cárcel. (Ábrense las puertas y sale EURÍDICE.) ARISTEO ¿Quién es este que en su canto encierra virtud tan grande? Tus voces me atemorizan 1375 y si el canto vence al áspid, áspid soy y de tu canto vencido estoy, no me mates. Esa es tu esposa, esa es que ya de prisiones sale; 1380 mas con una condición; oíd, atended mortales, que cada vez que perdiere la gracia de que hoy se vale y tú la vuelvas el rostro, 1385 (porque el volverle y negarle es fuerza a quien te ofendiere) ha de volver a mi cárcel. EURÍDICE Estas finezas, Señor, los serafines alaben, 1390 los ángeles las refieran, los querubes las ensalcen, cuando en incesables voces tres veces santo te llamen. ORFEO Del vestido de la culpa 1395 ven esposa a desnudarte; ya sabes la condición con que de la culpa sales. Pues para que no te pierdas de vista y siempre delante 1400 me traigas, mirando siempre las señas de mi semblante, debajo del pan y vino, en la Hostia y en el Cáliz han de quedarse contigo 1405 juntos mi cuerpo y mi sangre. ARISTEO De aqueste dragón feroz en sus entrañas voraces me sepulto, donde tenga desdichas siempre inmortales. 1410 (Éntrase por la boca de la sierpe con fuego.) ORFEO (Canta.) Todas las puertas del cielo se eleven y se levanten, pues vuelve el divino Orfeo resplandeciente y triunfante. EURÍDICE Los mortales te bendigan 1415 y tus misterios alaben y hasta espíritus impuros hoy tus alabanzas canten. ALBEDRÍO Y el moralizado Orfeo, dulce lira a los mortales, 1420 da fin y tenga principio señores el perdonarle al autor, pues tan rendido, humilde a esas plantas yace, si el deseo de serviros 1425 no bastare a que lo alcance. FIN |